¿NOCHEBUENA PARA QUIÉN?
No puedo menos de empezar este artículo subrayando la tremenda contradicción que para quienes nos llamamos cristianos supone la celebración, mañana, de la Nochebuena. Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad. Pero ¿qué paz se puede respirar en España sabiendo el estado de miseria de un cuarto de su población? ¿Con qué espíritu puede un español afortunado reunirse con los suyos esa noche privilegiada sabiendo que millones de compatriotas perviven en el vacío más absoluto, o con el sustento mínimo para dar gracias a Dios? Y lo peor no es eso; lo peor es el silencio, el hondo silencio de los que acostumbran hacer tanta proclama en circunstancias mucho menos comprometidas y graves que en ésta. ¿Qué dice al respecto la Conferencia Episcopal que todo lo confía a Cáritas? ¿Qué dicen los Epulones de turno que esa noche tendrán que anestesiarse para seguir gozando de su fortuna y sus prebendas sin dignarse siquiera echar