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Mostrando entradas de febrero, 2016

SESENTA Y SIETE DÍAS DE IMPOTENCIA

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            Sesenta y siente días sin gobierno y lo que te rondaré… De seguir a este paso, cabe la posibilidad de que el pueblo se dé cuenta de la maldita falta que hacen la clase política y los gobiernos para el funcionamiento de un país. Pero, dejando a un lado la chirigota, tomada desde luego en su justa medida, creo sinceramente que algo muy grave ha de estar ocurriendo para que, tras 67 días, estemos, no ya donde estábamos, sino incluso mucho peor, por más que el pacto entre Socialistas y Ciudadanos, perfectamente escenificado, haya abierto unas expectativas que Populares y Podemos se han apresurado a cercenar.             Algo grave ocurre, desde luego, en la política española tras la ruptura del bipartidismo de antaño, algo grave de lo que ya tiene constancia Bruselas, y es que, acostumbrados al juego político –en lo que más turbio entraña el término–, aquí, quien más quien menos actúa en clave electoral, preocupado exclusivamente por sus intereses, y no está dispuesto a

PABLO IGLESIAS

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            La irrupción de la figura de Pablo Iglesias es uno de los fenómenos más llamativos de estos últimos años. Surgido de los movimientos universitarios que ocuparon la Puerta del Sol, su figura se agranda favorecida por la televisión hasta alcanzar dimensiones desconocidas hasta ese momento en la política española.             Atractiva en un principio, su imagen logró granjearse las simpatías no sólo de la juventud, sino también la de los miles y miles de desclasados, parados, desahuciados, e incluso idealistas románticos, en un momento de auténtico drama para la sociedad española. El primer zarpazo lo dio en las últimas elecciones europeas. Ahí empezó su imperio, como el de Ada Colau.             Entró en el Parlamento Europeo como elefante en cacharrería –“haciendo amigos”, que diría el castizo–. Empezó a considerarse imprescindible, y, lo que es peor, ungido, llamado por la mano providencial del destino para salvar España del cáncer de la vieja política. Esa arro

COMPÁS DE ESPERA

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                La preocupación se ha instalado en el seno de la sociedad española al ver cómo sus políticos pasan las semanas intentando vanamente ponerse de acuerdo en la formación de un gobierno cuyo color todo el mundo ignora. Una sensación de desánimo que no hace más que crecer al ver que, por encima de todo, impera en los partidos los intereses particulares e incluso los posibles votos que se podrían arrancar o perder en unas hipotéticas nuevas elecciones, en vez de mostrar muchas más altas miras por el porvenir de España.             Un desasosiego que no hace más que incrementarse viendo cómo la escisión catalana sigue su curso (de hecho, la “Generalitat” catalana, erre que erre, anunciaba el pasado miércoles que empezaba a tramitar su Plan de Gobierno para lograr “la plena soberanía”), el dinero –“el gran dinero”– sigue evaporándose hacia los paraísos fiscales con toda la impunidad del mundo, y los tribunales muestran las vergüenzas de tanto y

EL PRECIO DE LA DIGNIDAD

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                Agonizante ya la campaña electoral de elección a rector en nuestra Universidad, los dos candidatos participantes queman sus últimas naves. Los dos han hablado extensamente de sus propuestas, uno, el aspirante, de las futuras, porque no gobernó. Otro, el rector saliente, se presenta paradójicamente con su túnica albar, impoluta, como si las manchas de aceite y grasa que le afean no existiesen, como si no lo hubiéramos visto gobernar estos cuatro años. ¿Y qué me dice de los recortes, señor Collado? Todo lo oscuro de estos años es, claro está, culpa de Cospedal: la espectacular bajada de alumnos –que a su vez se iban a universidades vecinas–; la subida de tasas, insoportable para tantas economías de la región. También de eso, claro está, la culpa es en exclusiva de ella.   Pobre María Dolores, ahora a sus hechos propios le añaden los ajenos.             Ahora, coincidiendo con los últimos compases de la campaña, y en vista de lo apretado de las encuestas, el re

EL ESTERCOLERO VALENCIANO

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            La risa de Rita Barberá, ronca, brutal, machuna, resume el estercolero valenciano que, si Dios no lo remedia, va a acabar arrastrando a Rajoy por su lenidad y su tibieza contra la corrupción, empezando por Bárcenas. Los últimos sucesos demuestran fehacientemente, por si queda alguna duda, que de “versos sueltos” ni hablar, que estamos ante una auténtica “organización criminal”, una perfecta red conjunta de altos cargos del PP valenciano que desvió millones de euros en contratos amañados. Los detenidos, empezando por el ex alcalde de Xátiva y ex presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus, el “superman de levante”, y pasando por toda una panoplia de altos cargos de la Comunidad, la mayoría muy cercanos a Rita Barberá, perfectamente blindada ella en el Senado de España, lavaban el dinero en actos de campaña o en el extranjero. Entramado mafioso perfecto que actuaba aprovechando que el foco estaba en la trama Gürtel , para perpetrar un fraude aún mayor.