UN MALDITO EMBROLLO
Nos pide nuestro presidente Pedro Sánchez, como buen predicador, que no seamos vengativos, ni rencorosos en el asunto de los presos del procès ; nos pide magnanimidad y amplitud de miras; nos pide hacer un ejercicio de generosidad, apoyando su decidida intención de indultarlos lo antes posible para conseguir así la normalización de la vida política en Cataluña. Hasta cuatro veces lo repitió, como si dudara de la generosidad del pueblo español, acostumbrado a arrastrar carros y carretas. Sin embargo, quien más quien menos ya esa misma noche se empezó a extrañar de tanta reiteración. Y la pregunta inevitable de repente se planteó: ¿Estamos ante un gesto generoso del presidente o estamos ante una encrucijada que se le plantea al Gobierno de la Nación? ¿No estaremos ante la deuda que Sánchez se comprometió a saldar a cambio del apoyo de los independentistas catalanes con ocasión de la moción de censura que puso a Rajoy de patitas en la calle? Es dec