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Mostrando entradas de mayo, 2021

UN MALDITO EMBROLLO

              Nos pide nuestro presidente Pedro Sánchez, como buen predicador, que no seamos vengativos, ni rencorosos en el asunto de los presos del  procès ; nos pide magnanimidad y amplitud de miras; nos pide hacer un ejercicio de generosidad, apoyando su decidida intención de indultarlos lo antes posible para conseguir así la normalización de la vida política en Cataluña.              Hasta cuatro veces lo repitió, como si dudara de la generosidad del pueblo español, acostumbrado a arrastrar carros y carretas. Sin embargo, quien más quien menos ya esa misma noche se empezó a extrañar de tanta reiteración. Y la pregunta inevitable de repente se planteó: ¿Estamos ante un gesto generoso del presidente o estamos ante una encrucijada que se le plantea al Gobierno de la Nación? ¿No estaremos ante la deuda que Sánchez se comprometió a saldar a cambio del apoyo de los independentistas catalanes con ocasión de la moción de censura que puso a Rajoy de patitas en la calle?              Es dec

EL AMIGO AMERICANO

              ¿Cómo es posible que un señor, rozando la ancianidad, recién nombrado presidente de Estado Unidos, Joe Biden, demócrata, culto, hombre de principios, o sea, lo contrario de su antecesor en el cargo, permita que casi tres centenares de seres, muchos de ellos mujeres y niños (más de cincuenta), sean masacrados –o sea vilmente asesinados– en la Franja de Gaza? Uno tiene que frotarse los ojos para dar crédito a lo que está viendo, y aún así tiene la impresión de vivir una pesadilla.             Arrasar una ciudad a golpe de misil es algo que repugna a los sentidos y que debería estar terminantemente prohibido y condenado por la comunidad internacional. Y, sin embargo, Israel, ese pueblo que lleva décadas lamentándose por el holocausto al que lo sometieron los nazis, lo viene practicando sistemáticamente, apoyado por el gran gendarme del mundo, que calla, otorga, mira hacia otra parte y, por lo bajo, pregunta a Netanyahu cuántas víctimas necesita para saciar su sed de venganza

EL CLAN DE LOS PUJOL

          Aún resuenan en nuestros oídos aquel canallesco eslogan con el que la Cataluña pujolista, la de Mas y la de Puigdemont (que vienen a ser lo mismo) hacían repicar a diario sus campanas contra el detestado español: “España nos roba”. Por algo Helenio Herrera había inventado, muchos años antes, aquello de que “la mejor defensa es un ataque”. Hasta que un día, por fin, quedó al descubierto la verdadera faz del ladrón. Como en las películas de cine negro, el asesino era el propio detective. El ladrón era el propio Jordi, acompañado por todos los miembros de su maravillosa familia catalana: él, la esposa Marta Ferrusola, y sus siete hijos Jordi, Oleguer, Mireia, Oriol, Marta, Joseph y Pere (el clan de los Pujol), un grupo intocable, imbuido del fuego sagrado del catalanismo. Papá Pujol movía los hilos de la más depurada corrupción (a la catalana) y los siete hijos corrían a Andorra a ingresar puntualmente los dineros del botín.              Mamá Marta, junto con el primogénito Jord

LOS RESTOS DEL NAUFRAGIO

              El triunfo de Isabel Díaz Ayuso en Madrid ha hecho daño. Como un meteorito impactando sobre la Puerta del Sol, de la noche a la mañana, y cuando quien más quién menos se sentía tranquilo, las elecciones a la presidencia de la comunidad de Madrid han roto esquemas y  han puesto todo en tenguerengue.             Es evidente que estamos en el siglo de las mujeres. Ayuso, arrasando, y Mónica Sánchez, convenciendo a las exigentes minorías, han hecho trizas las ilusiones de un eminente abogado del Estado, de un muy honorable rector de la Complutense y del ex vicepresidente segundo del Gobierno de España, el polémico Pablo Manuel Iglesias.             La política, justo es reconocerlo, es cada vez más “asunto de muleros”, que le decía Rafael Sánchez Ferlosio al Caudillo. “Asunto de muleros” e incluso, me atrevería a decir, “asunto incomprensible”. Desde que los medios manipulan a la ciudadanía con periodistas sin escrúpulos que te venden la burra en cuanto te descuidas, todo es

LECCIONES DE LA PANDEMIA

            Escribe Albert Camus al final de su novela  La peste , que conviene que estemos vigilantes porque la bacteria permanece agazapada en las entrañas de las ratas, dispuesta a hacer acto de presencia en cualquier momento e iniciar de nuevo la trágica espiral, esa misma que, pese a todo, seguimos viviendo, y de la que parece que por fin vamos a salir, sin prisa pero sin pausa, merced al esfuerzo de la Ciencia.              ¿Extraeremos alguna lección de este duro trance? Me encantaría decir que sí rotundamente. Pero, ¿cómo no sacar aquí a colación el viejo refrán de que el hombre es el único ser de la creación que tropieza dos veces en la misma piedra? Y si fueran únicamente dos… Estamos tan anclados; vivimos tan aferrados a nuestro modelo de existencia, que no resulta extremadamente difícil cambiar de hábitos.             Hay, por lo demás, indicios bastante negativos sobre lo que nos espera. Y no me refiero únicamente a los buitres que aprovechan las aguas revueltas para sacar