EL MAPA DEL DOLOR
Bélgica estaba impoluta. Bélgica, a diferencia de los países de su entorno, y en especial Francia, Reino Unido y España, no sabía prácticamente lo que es ser víctima del dolor y el miedo de uno de esos ataques terroristas de vastos alcances destinados a producir indiscriminadamente el horror con mayúsculas al que alude Conrad en El corazón de las tinieblas . Bélgica, acostumbrado a sufrir durísimamente durante la Primera Guerra Mundial y durante la invasión nazi en la Segunda, pensaba vivir en su propio paraíso democrático tras años y años de acogida de trabajadores magrebíes, muchos de ellos perfectamente asimilados. Pero se olvidó de que erigirse en capital europea conlleva un altísimo riesgo en una época en que el fanatismo islámico ha hecho de Occidente la piedra de toque de su insania. Se intuía, por no decir que se sabía, que se estaba preparando algo gordo; había indicios más que suficientes de que era sí, en especial desde que se tuvo constanci