EL NEGRO PORVENIR DE LAS PENSIONES

 



            Un informe de la empresa Óptima recién publicado acaba de encender todas las alarmas sobre el espinoso asunto de las pensiones en España. El informe no puede ser más negativo y pesimista, ya que, según él, la pensión máxima de jubilación, que actualmente asciende a 2.560 euros brutos, podría caer hasta un 45% en cinco años, quedando así reducida a 1.400 euros, si el número de beneficiarios continúa aumentando este lustro –circunstancia más que posible– y la cifra de cotizantes permanece invariable, coda también plausible.
        Mas no quedaría el tema ahí. El informe, siempre agorero, vaticina que ya en la próxima legislatura las pensiones de orfandad y viudedad saldrán del sistema contributivo y se pagarán con impuestos indirectos, con lo que dichas prestaciones se convertirían en asistenciales, sufriendo una bajada alarmante.
          A esto nos ha llevado el uso y abuso que el Gobierno Rajoy ha hecho de Fondo de Reserva, la famosa “hucha”, tan mermada en estos cuatro últimos años. Resulta cuanto menos curioso que el Gobierno, centrada toda su atención en los recortes propugnados desde Bruselas, haya olvidado otros dos problemas tan acuciantes como el primero, y que alguien, ahora, tendrá que afrontar con todas sus consecuencias. Nos referimos, claro está, al asunto de la deuda, que alcanza cotas intolerables; y el de las pensiones, que amenaza con la ruina a diez millones de jubilados que se pasaron toda su vida laboral cotizando religiosamente.
            Las alarmas han quedado, pues, encendidas, y el futuro, una vez más, se pone negro como el tizón, si hemos de hacer caso a este informe que tan nefasto parece. A no ser que pensemos que detrás de la empresa de planificación Óptima pueda haber una “mano negra”, otra más, movida por los omnipresentes bancos, con el fin de que el trabajador en activo se haga sin demora otro plan de pensiones engordando así las arcas de los insaciables banqueros. O incluso que este aviso, serio por demás, provenga de esa “mano aún más negra” que en su día se propuso devaluar los salarios en casi un cuarenta por ciento, y ahora se ha fijado como objetivo las pensiones, con lo que vilmente se adueñaría de los ahorros de miles de pensionistas. Todo pudiera ser. Porque si algo hemos perdido en España es la confianza en nuestros regidores y dirigentes.
         De cualquier modo es evidente que urge, y mucho, llevar a cabo una reforma estructural de calado que garantice el poder adquisitivo de las pensiones, para lo cual “doctores tiene la iglesia”. Repetir que el sistema actual es insostenible por culpa de la prolongación de la esperanza de vida, la crisis y el desempleo, no nos lleva a ninguna parte. Hay que actuar. Hay que hacer válida la fórmula de “A grandes males, grandes remedios”. Si hemos bajado del puesto 29 al 55 en el ranking mundial de seguridad, poniendo en serio riesgo el sistema de retribución español, habrá que coger cuanto antes el toro por los cuernos. Repetir situaciones como las de las preferentes de Bankia no serían de recibo cuando lo lógico consistiría en reducir el enorme costo de la administración pública española, asunto que nadie se atreve siquiera a nombrar. Tan sólo la imaginación y la supresión de viejos vicios y taras podrán salvar este país donde, por arriba y por abajo, los jóvenes y ancianos viven angustiados, los primeros por no poder encontrar un trabajo digno; los segundos por los fantasmas que acucian su vejez.

                                            Juan Bravo Castillo. Lunes, 26 de octubre de 2015

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