LA MUERTE DE UN AMIGO
Pedro Merín García-Ochoa murió el pasado día 16 tras un año aferrándose heroicamente a la vida, sufriendo y alternando momentos de esperanza con otros de abatimiento y renuncia, hasta entregarse a la vieja de la guadaña que a todos nos espera al final de nuestro camino. Una lucha despiadada y ejemplar en la que en todo momento lo acompañó su familia y ese urólogo excepcional que es el doctor Julio Virseda. Con su muerte se pone un momentáneo punto y aparte a esa antiquísima relojería y joyería “El Cronómetro”, ubicada durante años justo enfrente del Teatro Circo, en un cubículo decimonónico, con un sabor galdosiano como pocas veces se vio en nuestra ciudad. Allí reinaba, como un viejo marinero, enmarañado entre las múltiples nostalgias de su pasado, el bueno de don Felipe García-Ochoa, un madrileño castizo anclado por razones del destino en nuestro Albacete de la primera posguerra, relojero de tronío, experto en relojes de pared e inventor impenitente. Allí le enseñó el oficio a