EL SUTIL ARTE DE ENFRIAR LOS TEMAS PENDIENTES
Imposible sustraerse a la desagradable impresión de que algo o alguien dirige la orquesta a cuyo son todos bailamos o nos bailan. De ahí la impresión de repugnancia que cada vez más se instaura en amplísimas capas de la sociedad española. Creemos avanzar hasta que la dura realidad se impone y constatamos con espanto que seguimos donde siempre; de ahí esa tentación, también muy generalizada, de ponerse la venda sobre los ojos y dejar que todo vaya “de soi”, como decía Felipe González. Han sido tales y de tal envergadura los asuntos delictivos vividos estos últimos años en España, que pocas veces se ha visto semejante grado de presión social instando al Gobierno a actuar con mano dura sobre esta cueva de Alí Babá en que se ha convertido la vida pública española, arramblando cada cual sin ningún tipo de escrúpulos con lo que tiene a mano. Indignación y cabreo cristalizados en torno a “Podemos” y en el espectacular bajón de los dos grandes partidos políti