LA HORA DE LOS FISCALES
Hay opiniones para todos los gustos sobre la actitud chulesca y provocadora de Artur Mas la noche del 9-N, ensoberbecido, quitándose de una vez la máscara de la ambigüedad, mostrando a los cuatro vientos su papeleta con el “sí, sí”, y no contento, anunciando, retador, que asumía toda la responsabilidad. Fue, qué duda cabe, el colmo de la provocación para con el Gobierno de España, de cuya debilidad Mas es plenamente consciente. Fue la culminación de la deslealtad, del “cría cuervos y te sacarán los ojos”. Aquella noche, uno no pudo menos de acordarse de aquellos españoles que, en 1977, gritaban de todo corazón: “Democracia, amnistía y Estatuto de Autonomía” para esos mismos que hoy abominaban de España. Era evidente que, en vista del descalabro progresivo de Convergencia, ese gesto de Mas, perfectamente calculado, pretendía apostárselo todo a una carta en un intento deses