LO EXCESIVO
Lo excesivo parece tornarse en norma hoy día, como si ésa fuera la única forma de vender. Excesiva fue la brutalidad puesta de manifiesto por los independentistas en Cataluña la pasada semana –y lo que preparan para ésta–; excesiva fue la cobertura de los medios, con unos enviados con casco que más parecían estar en la guerra de Vietnam que en otro sitio, y que se metían en la refriega con verdaderas ansias de captar la noticia in situ. Excesiva fue, qué duda cabe, la cobertura televisiva y radiofónica, el pasado jueves, de la exhumación de Franco; como excesiva fue, y de qué modo, la actuación de la familia del dictador, dispuesta a dar el show, cuando lo que realmente estaba haciendo es el más puro ridículo. Hasta el punto de que lo que tenía que haberse hecho por ambas partes con discreción y recato absolutos, se convirtió en otro espectáculo televisivo de magnas proporciones con muchas decenas de corresponsales que pensaban que asistían, como así fue