¿QUIÉN PARARÁ A DONALD TRUMP?
Donald Trump tiene ya sus judíos, el pueblo mexicano, un pueblo, para él, apestado, vago, drogadicto y peligroso; un vecino a exterminar, vamos. Todo lo que es puramente mexicano no sólo no le interesa, sino que está dispuesto a acabar con ello. Los hay que esperaban que la bestia se domeñara una vez conseguido el poder, pero la verdad está mostrándose bastante más cruda de lo esperado: con velocidad de auténtico récord, está cumpliendo al pie de la letra sus amenazas vomitadas a lo largo de su turbia campaña electoral. En sólo una semana se ha enajenado a medio mundo. Estamos, qué duda cabe, ante un auténtico hombre primitivo, como tantas veces hemos visto en los westerns americanos; un hombre lleno de odios y aversiones; un personaje traumatizado al que, por ensalmo, una mayoría de norteamericanos atribulados, le han puesto, a él y a su tribu, en la Casa Blanca, e, imbuido de su misión mesiánica, se mues