DESCONCIERTO Y HARTAZGO
Son las dos palabras que definen el estado de la ciudadanía española a un mes de otras nuevas elecciones generales tras el fiasco de las de diciembre. Desconcierto de ver la falta de clase de sus políticos y hartazgo al comprobar que, salvo en contadas variantes, todo se repite, con el riesgo de que terminemos en el mismo laberinto. Hartazgo asimismo de escuchar los mismos tópicos por parte del Gobierno interino de Rajoy: que España crece y crece, que el paro disminuye, que en cuestión de otros cuatro años se crearán dos millones más de puestos de trabajo; en resumen, que España va bien y aún va a ir mejor si el Partido Popular gana las elecciones. Y, por otro lado, el lento matraqueo de las cifras reales que día a día anuncian la catástrofe en que nos debatimos: que uno de cada cinco españoles está en riesgo de pobreza o exclusión social, que el cuarenta por ciento de los hogares se las