JUGANDO CON FUEGO
Al paso que vamos, nuestro flamante presidente de Gobierno va a hacer bueno el dicho de don Rafael Sánchez Mazas cuando, en vista de sus reiteradas ausencias del Consejo de Ministros –Franco, como es sabido, lo nombró ministro Sin Cartera después de sobrevivir de milagro a la Guerra Civil, véase Soldados de Salamina –, el Caudillo lo llamó a capítulo y le preguntó por las razones de tales ausencias; a lo que el ilustre falangista, al parecer, respondió con esa gallardía aristocrática que lo caracterizaba: “Porque la política, mi general, es asunto de muleros” (con perdón de los muleros, que hubiera añadido Cela). Es evidente –o ésa es al menos la impresión que el sufrido ciudadano (ese mismo que acaba de recibir las migajillas del festín: 0,9 % los pensionistas; 2% los funcionarios) percibe a diario– que, como un día dijo un avispado periodista, basta tener el Boletín Oficial en la mano para obrar milagros. Recuerdo cuando, hace bastantes años, José Bono ll