¿UNA NACIÓN DE NACIONES?
Definir España como una nación de naciones, como acaba de hacer el socialista Pedro Sánchez, no sólo comporta una serie de riesgos graves, sino que supone llevar los límites de la historia de nuestro país a unos derroteros desconocidos. El error histórico que supuso la creación del Estado de las Autonomías con aquello del “café para todos” y desmembrando al viejo reino de Castilla, que, en opinión de don Claudio Sánchez Albornoz, “hizo España”, es posiblemente la causa del confusionismo en el que nos venimos moviendo con los nacionalistas vascos y catalanes, no satisfechos con aquel reparto de la tarta y que siempre aspiraron a más y más, adelgazando progresivamente el hilo que los une a España. Por eso, hablar ahora de nación de naciones, conlleva un riesgo añadido, acercando peligrosamente a la nación española a la vieja organización federal del Estado a la que aspiraban Enric Prat de la Riba, Francisco Pi i Margall y su discípulo aventa