BARCAROLA



            El pasado jueves, la revista Barcarola celebraba en el salón de Plenos del Museo Municipal de Albacete la entrega de galardones correspondientes a la XXXII edición de poesía y narrativa. El acto, brillantemente cerrado por la cantante Clara Montes, tuvo como ganadores al valenciano Rafael Camarasa, en la modalidad de poesía con un magnífico poemario titulado Sin noticias de Liliput, y al muy conocido J. J. Armas Marcelo en la modalidad de cuentos, con un relato titulado Detroit, con el que sorprendió al jurado por su extraordinaria calidad proustiana. Fue sin duda un momento importante.
            A la hora de la entrega de los galardones, Armas Marcelo desveló el misterio de haber optado al premio Barcarola. Sus palabras no dejaron lugar a dudas: no lo había hecho por la cuantía económica, como ocurre con el Nadal, sino por su prestigio, por el gran renombre que actualmente ha adquirido la aventura de Barcarola tras treinta y dos ediciones consecutivas de premios, y treinta y ocho desde que vio la luz la revista correspondiente, nacida con la democracia, y erigida hoy día en uno de los grandes baluartes de la cultura española, y ello a pesar de estar ubicada lejos de la capital de España.
            Nacida, en efecto, en mayo de 1979, muy poco antes del ya mítico Cultural Albacete, propiciado por la Fundación Juan March, como experiencia piloto que trajo a Albacete lo mejor de la cultura española, Barcarola ha publicado este mismo año su número doble 85/86 con un extraordinario dossier consagrado a revitalizar la figura del muy añorado Francisco Umbral, en el que participaban sus mejores especialistas y algunos de sus grandes admiradores; dossier acompañado de un excelente material gráfico, en su mayor parte inédito, aportado por la viuda del escritor, la señora María España. Un dossier fundamental para el estudioso de Umbral, que no hace sino complementar la extensísima nómina de dossiers consagrados a la mayor parte de los grandes autores del siglo XX, y que tanto nos han ayudado a dar a conocer la revista en las grandes Universidades europeas y americanas.
            Nunca un apoyo institucional –Barcarola fue asumida por el Ayuntamiento y la Diputación de Albacete en 1980– dio frutos tan notables a lo largo de cerca de cuarenta años de confianza mutua y libertad entre distintos grupos de gobierno de todo color y un equipo de profesores, poetas e intelectuales, de los que me honro en formar parte. En Barcarola ha colaborado una gran parte de la literatura española contemporánea, cerca de 3.000 firmas, desde Juan Ramón Jiménez, Lorca, Unamuno, Aleixandre, Cabrera Infante, Caballero Bonald, Félix Grande, Vargas Llosa, Miguel Hernández, Clarín, hasta centenares de autores anónimos, dignos de figurar junto a las grandes personalidades citadas, tal es y ha sido su filosofía.      
            Barcarola ha sido presentada por toda España: Barcelona, Valencia, Oviedo, Zaragoza, Málaga, Murcia, Granada, pero, en especial Madrid, donde hemos celebrado numerosas presentaciones, en la vieja Casa de la Panadería, en la Biblioteca Nacional, en el Ateneo, donde hace unos años presentamos, con un gran éxito, el número especial dedicado a Miguel Hernández y presidido por Félix Grande, Luis Alberto de Cuenca y la nuera del poeta. Barcarola es historia, y para alcanzar su máximo grado de reconocimiento sólo le hubiera faltado nacer en Toledo en vez de en Albacete.


                                      Juan Bravo Castillo. Lunes, 22 de mayo de 2017

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