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Mostrando entradas de noviembre, 2018

UN LARGO SILENCIO

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            En una época de confusión como la que vivimos; una época en que, con el fenómeno de la autoedición, surgen a diario libros por doquier, poemarios, colecciones de relatos, ensayos, etc., que, sin pasar la mínima criba, se presentan como la obra de un auténtico genio en ciernes en entrevistas sin apenas rigor; en una época, insisto, en que surgen genios como setas que, con toda la desfachatez del mundo, y sin necesidad de abuela, se consideran Lorca, Joyce o Faulkner, y así se lo dicen al ingenuo entrevistador que así lo transcribe al pie de la letra; en una época, insisto, en que, precisamente por todo lo dicho, la crítica tiende a desaparecer porque no da abasto, y porque, como es natural, hay que reseñar a los “grandes”, a los Pérez Reverte, a los Javier Marías o a las Almudena Grande, para quienes la crítica es pura adulación, debido a la servidumbre que los pocos críticos que quedan dedican a las grandes editoriales; en una época así, tan dura y tan difícil, resulta

NUESTRA MUDABLE CLASE POLÍTICA

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            Antaño, la política era cosa muy seria; allí, salvo excepciones como Lerroux, iban  a desembocar personalidades de gran talla intelectual y social, ateneístas, sindicalistas, catedráticos de enjundia, etc. Véanse los casos de Manuel Azaña, Indalencio Prieto, Julián Besteiro, Largo Caballero, Pasionaria, José Prat, o, ya en la época predemocrática y democrática, José María de Areilza, Manuel Fraga, Tierno Galván, Santiago Carrillo, Felipe González, e incluso Adolfo Suárez. Bestias de la política, curtidos en el oficio, desbordantes de ideología, y llegados para instalarse  implantar sus blasones, salvo que se los cercenasen de raíz, cual fue el caso de Antonio Maura, Canalejas, Dato y otros.             Hoy asombra el cambio radical al que estamos asistiendo, no sólo en lo que se refiere a los protagonistas de la Historia, sino también en lo que concierne a la solidez de la ideología. Ni siquiera el desembarco de la mujer en la escena política ha venido a paliar tan b

LA HORA DE LA VERDAD

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            Existe en España una minoría de personas que, ya sea por tradición familiar, ya sea por haber acumulado una suculenta fortuna en las últimas décadas, no siempre de manera lícita, no terminan de poner los pies en el suelo, viven en su peculiar paraíso, creyéndose superiores a cuantos les rodean, e importándoles un pimiento el sufrimiento que impera a su alrededor. Lo importante para ellos es la jerarquía, el renombre, la capacidad de acumular más y más, como si se lo pudieran llevar a la otra vida. Gentes acostumbradas a mirar hacia delante, jamás hacia atrás, y que jamás han leído la décima calderoniana del “sabio”.           La cosa viene de lejos, como se puede ver en la magnífica serie televisiva “Isabel, la Católica”, que tenía que servir de modelo en los colegios e institutos, junto con los “Episodios Nacionales” de Galdós. Una cuantas familias de privilegiados, casi siempre por derecho de rapiña, creyéndose el centro del universo, y disputándose sin cesar el po

LA SOLEDAD ES ESTO

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       Entre los numerosos azotes que se ciernen sobre la Humanidad en este siglo XXI, probablemente uno de los más terribles sea la soledad, la exclusión. Las cifras ya hace tiempo que se tornaron preocupantes en España. En Castilla-La Mancha, concretamente, en la actualidad, una de cada cuatro personas vive sola (o, dicho de otra manera, de los 780.675 hogares de que consta la región, 186.388 son unipersonales).              Evidentemente esa cifra es matizable, puesto que en ella hay un alto porcentaje de gente joven que, por una u otra razón, prefiere vivir sola. Pero lo que no se puede ocultar es el altísimo porcentaje de gente mayor que vive relegada, aislada, con o sin familia, pero aislada, y lo que es peor, a menudo en unas condiciones dramáticas de pobreza, condenada a subsistir con una cantidad irrisoria, con pensiones miserables y que permanecen desvalidos viendo pasar el tiempo sin pizca de ilusión.        ¿Alargar la vida para eso? ¿Tiene sentido ver pasar los añ