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Mostrando entradas de diciembre, 2014

EL AÑO DE LOS CORRUPTOS

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             El año que para Rajoy, con su visión políticamente distorsionada de la realidad, fue el del inicio de la recuperación, para la inmensa mayoría de españoles fue el de los corruptos, y así sin duda pasará a la historia de España. Lo que ha salido a la luz y lo que, sin duda, y así lo esperamos, queda por salir, no tiene parangón.             Por fin, en efecto, este año algo se ha movido, en un momento en que hubo meses en que los escándalos emergían a presión, semana a semana, hasta el punto de que empezó a extenderse el sentir general de que si España estaba en ruinas, era porque unos centenares de bribones se habían llevado el dinero a manos llenas y sin un ápice de pudor.             Ha sido preciso la presión popular y la irrupción de “Podemos”, para que, de una vez por todas, se empiece a imponer la Justicia (con mayúsculas), frente al sentimiento totalmente generalizado de que había una justicia para los parias y robagallinas y otra para los ladrone

SENTIR DOLOR

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            Los bárbaros llegaron un día a la Tierra desde el Infierno y aquí se instalaron entre nosotros, y aquí siguen, prestos a actuar en cuanto encuentran la menor coyuntura, siempre, paradójicamente, en nombre de un dios lejano, que muy bien pudiera ser Luzbel, que no se resigna.             No hay semana en que los bárbaros no asesten su zarpazo mortal en alguna parte del mundo provocando dolor a mansalva en nombre de su peculiar sentido de la justicia, sin reparar en medios. Lo que les importa es la cantidad y el ruido que puedan provocar.           El último, hasta hoy y toquemos madera, es la matanza talibán provocada por un grupo de fanáticos el pasado martes 16 de diciembre en una escuela gestionada por el Ejército en la ciudad de Peshawar, en el noroeste de Pakistán. El saldo, espeluznante, 141 personas, entre ellas nada menos que 132 niños, criaturas que estaban allí para aprender, que empezaban a abrir los ojos al mundo, y que los asaltante

EL RAYO QUE NO CESA

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            Para el poderoso todo está permitido. El poderoso, como dice La Bruyère, ocupa   más sitio cuando se sienta y se repantiga. El pobre, el vencido, se sienta, tímido, en el borde la silla, temeroso de ocupar mucho espacio. Los lamentables sucesos del 11-S y posteriormente la invasión de Afganistán y la guerra de Irak dieron a la todopoderosa USA, fiera resentida por el zarpazo de Bin Laden, patente de corso para hacer y deshacer sin tener que pedir permiso y consentimiento a la comunidad internacional.             Todos sabíamos que se habían pasado mil pueblos, como lo hicieron en Hiroshima y Nagasaki; había fotos, había testimonios desgarradores, pero al puto amo se le permite todo. No hay más que pasar por una frontera norteamericana para darse cuenta de la mirada fría como la de la hiena del policía que te escruta y casi te desnuda, antes de permitirte, como con compasión, que pases a su tierra de promisión.             Sí, sabíamos

ANEMIA CULTURAL

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            La muerte de la duquesa de Alba coincidió hace unos días con el más que anunciado ingreso de Isabel Pantoja en la cárcel. Dos noticiones. Pasto a manos llenas para esos medios de comunicación que se nutren casi exclusivamente de la morralla callejera, que son casi todos. Resultó, en verdad, patético ver las televisiones rendidas, incluso en sus telediarios, al culto de una delincuente que entraba en prisión tras múltiples súplicas de perdón, y de una anciana aristócrata de la que, dicen, se atrevió a “ponerse el mundo por montera” –con los millones, claro, de las subvenciones europeas –, mientras una muchedumbre servil lloraba en pos de su ataúd como sólo en la España profunda se sabe hacer. Léase, si no, “Los Santos Inocentes” del añorado Delibes. O véase, si no, las emisiones folklóricas de Canal Sur.             El dinero y el glamour todo lo degluten. Recordé, claro está, aquella medalla de Andalucía con la que Chaves, en un gesto de pura d

LA LACRA DE LA ECONOMÍA SUMERGIDA

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            Año tras año venimos oyendo la misma sinfonía: si lográramos reducir esa lacra de la economía sumergida; si saliera a la luz todo el empleo “negro” del país, nuestros males estructurales se corregirían como por ensalmo. De ahí que el recién aparecido informe de la firma Randstad señalando, por enésima vez, que la economía sumergida en España alcanza ya el 18% del PIB, y que si el dinero “negro” correspondiente –en torno a 180.000 euros– se recuperara, se podrían crear unos 3 millones de puestos de trabajo y reducir un 60% el paro, nos suene a música celestial.             ¿De qué sirven, me pregunto, los informes si todo acaba en puras tautologías? ¿Qué ocurre a los sucesivos Gobiernos españoles que, o bien son incapaces de agarrar el toro por los cuernos, o simplemente optan por el “laissez faire, laissez passer”, mirando hacia otra parte y permitiendo que, entre los que se llevan sus fortunas a los paraísos fiscales por miedo a que aquí les aprieten las tuercas,