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Mostrando entradas de mayo, 2014

UNA CAMPAÑA PARA OLVIDAR

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            No tengo ni idea del porcentaje de españoles que acudirán hoy a votar para elegir a sus representantes en estos comicios europeos, pero, visto lo visto, no me extrañaría que se produjera una auténtica debacle participativa, hasta el punto de que, si las abstenciones y los votos en blanco dejaran –como así debería de ser– los correspondientes escaños libres, éstos, a no dudarlo, serían los verdaderos ganadores.             Para suerte de los aspirantes, sin embargo, esto, hoy por hoy, no es así, y a ninguno de los elegidos le dolerán prendas establecerse durante seis años plácidamente en su poltrona aun a sabiendas de que es un regalo lo que el sistema electoral les ha otorgado. Y es que las cosas hay que trabajárselas, y ellos en modo alguno han sabido hacerlo. Incapaces de comunicar sus ideas respecto a Europa con la vehemencia que sería preciso, haciendo pedagogía a tantos y tantos ciudadanos españoles que lo único que saben del tema es el asunto de las cuotas o lo

CATALUÑA REACCIONA

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            Dentro del marasmo político catalán, que anuncia lo peor, voces discordantes parecen por fin dejarse oír, aun a riesgo de ser estigmatizadas por los que, fanatizados hasta limites impensables hace tres años, sólo aspiran a la conformación de un nuevo Estado catalán, del que quedarían excluidos todos aquellos que no estuvieran dispuestos a seguir el juego nacionalista.             Consciente de la burda maquinaria que, desde la Generalitat, viene actuando en los centros docentes y en la sociedad catalana en general a modo de apisonadora desde hace años, y que, fruto de lo cual, lo “español” es lo viejo, lo caduco, lo retrógrado, lo superado, la España negra, vamos, y que, por consiguiente, lo moderno, lo nuevo, lo revitalizante es optar por la escisión radical, sin tener en cuenta el pensamiento ajeno, un grupo cada vez más consolidado de voces discordantes –el movimiento Sociedad Civil Catalana–, defensor de los principios constitucionales, trata de hacer valer su

¿VOTAR POR VOTAR?

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            “A mí lo que me interesa es ganar las elecciones”, replicaba ayer Arias Cañete, un tanto malhumorado, a una pregunta de uno de esos reporteros mordaces de la Sexta. Y llevaba razón. Un político que se precie debe, ante todo, salir a ganar, cueste lo que cueste. Lo demás son menudencias. Pero ¿y a nosotros, ciudadanos de a pie?, ¿qué nos interesa de una Europa que lo único que exige de nosotros son sacrificios, nuevos recortes, cuando andamos a la cola de Europa en condiciones laborales y en tantas cosas más?             No me gustaría, lo reconozco, estar en la piel de uno de esos aspirantes, del partido que sea, que aspiran a sentar plaza en el Parlamento Europeo. Europa, esa Europa que nos venden, está empezando a no interesar. Europa, esa Europa que nos venden, nos ha hecho retroceder diez años en cuatro, todo un récord. Europa, esa Europa que nos venden, nos ha hecho perder una autoestima que a duras penas nos habíamos ganado. Europa, esa Europa que nos vende

EL SILENCIO DE LOS CORDEROS

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    Algo grave pasa en este país sin ningún género de dudas. Que un primero de mayo, en una España con casi seis millones de gentes en paro, no se deje sentir en las distintas manifestaciones con la suficiente contundencia tan sensible catástrofe no puede menos que plantear una serie de interrogantes. Algo falla, qué duda cabe. Lo lógico, lo absolutamente lógico es que cualquier persona desempleada saliera a la calle, se desgañitara protestando por la injusticia de que es objeto. La consecuencia más lógica sería ver una auténtica marejada en las calles de las distintas ciudades. Y, sin embargo, no es así.     ¿Qué ocurre? ¿Se ha perdido la esperanza? ¿Se falsean los datos? ¿Esperan los afectados que otros vengan a solventarles la papeleta? ¿Será cierto, como más de una vez se oye decir, que una buena parte de los desempleados trabajan en subcontratas, en la economía sumergida? Es como si, de un lado, estuvieran las centrales sindicales haciendo puntualmente su papel, y, por otro