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Mostrando entradas de marzo, 2017

LOS MALES DE LA UNIÓN EUROPEA

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            Es muy posible que el gran problema de Europa, lejos de la constante amenaza yihadista , sea la desaparición del espíritu de concordia de los padres fundadores que, escarmentados de tanto error y tanto nacionalismo nefasto, lo dieron todo para volver a sentar las bases del Sacro Imperio de Carlomagno, o sea, Europa, la Europa unida, pese a sus diferencias idiomáticas, culturales y raciales; poner de relieve lo que nos unía –la historia y sus avatares– sobre lo que nos separaba, que también era mucho. Había que empezar por la economía en el Tratado de Roma, que acaba de cumplir 60 años, como así se hizo – primum vivere –, para luego pasar progresivamente a la unión ideológica y política, que impidiera posibles nuevas catástrofes, asunto harto delicado por lo que ello conllevaba de renuncia a la soberanía de los distintos países.             La deriva, sin embargo, ha sido manifiesta desde el momento que, tras la desaparición de los grandes líderes –Helmut Kohl, Franço

SIEMPRE NOS QUEDARÁ EL BARRO

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            Recuerdo que hace muchos años, mi amigo Deogracias Carrión advertía que, debido a la sed pantagruélica de los levantinos, en muy pocos años se iba a lograr el “milagro” de que el Tajo desembocara en el Mediterráneo. Era un aviso a navegantes, nunca mejor dicho. Hoy en día, tras lustros de esfuerzos por parte de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, las cosas no han hecho más que agravarse hasta el punto de provocar la ruina de los municipios ribereños de Entrepeñas y Buendía, que ven cómo aquel magno proyecto del trasvase Tajo-Segura está suponiendo su ruina.               La pasada semana, como ya saben ustedes, se confirmó lo que en los últimos días ya se daba por hecho: que el Ministerio de Agricultura daba luz verde a un nuevo trasvase del Tajo al Segura de 20 hectómetros cúbicos a petición de los regantes levantinos; 20 hectómetros cúbicos que dejan al límite los pantanos de la cabecera del Tajo –Entrepeñas y Buendía– que en estos momentos están a tan s

HAZAÑAS BÉLICAS

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            Como buen nacionalista, Donald Trump añora los viejos tiempos de las hazañas bélicas, las gestas norteamericanas de la Primera y la Segunda Guerras Mundiales, que tan buen rédito supuso a la nación norteamericana y con las que asentó su poder en el mundo, con una Europa devastada y unos Estados Unidos productores de material bélico a escala planetaria.               Donald Trump, en efecto, como buen nacionalista, y sin duda influido hasta las cachas por la épica mentirosa de los westerns de John Ford, echa de menos aquella época feliz en que los Estados Unidos ganaban todas las guerras que les salían al paso y arrasaban a todos los que se les ponían por delante (en especial a los indios a quienes terminaron prácticamente borraron del mapa).             Donald Trump, como vemos, es como un niño muy mayor, desbordante de viejas añoranzas, y convencido de que su estatus de presidente de la nación más poderosa del mundo puede o podría proporcionarle la plasmación de s