VA DE CRÍMENES



            Por si no lo sabían ustedes, el campus universitario de Albacete acaba de lanzar a bombo y platillo la creación, el próximo curso, de los estudios de Criminología, para los que se ofrecen 75 plazas. Estudios que no dejan de ser una anécdota, habida cuenta de las tremendas carencias que ofrece este campus, que desde hace años viene recibiendo migajas universitarias para conformarlo y callarle la boca.
          Hace años formé parte de un colectivo formado por catedráticos de prestigio de las distintas Facultades de este campus. Después de muchas sesiones de trabajo serio y riguroso, y cuando ya prácticamente habíamos llegado a un acuerdo sobre las necesidades verdaderas de Albacete, el presidente Barreda salió por la tangente, nos ofreció lindamente, de la noche a la mañana, los estudios de Farmacia y Telecomunicaciones (que en modo alguno eran prioritarios), para así lograr su propósito que no era otro que “imponer” los estudios de Medicina en Ciudad Real, y sacarse de ese modo la espina que José Bono le metiera entre ceja y ceja cuando “se empeñó” en poner la Facultad de Medicina en Albacete, cosa a lo que él accedió finalmente luego de sacarle, in extremis, la Escuela de Caminos para Ciudad Real. De entonces acá, Albacete se ha ido convirtiendo en “colonia”, porque, como ustedes saben, ni siquiera se volvió a hablar de Telecomunicaciones ni nada por el estilo.
           Ahora el disparate no ha hecho más que agudizarse (ya saben que las ciencias aeronáuticas se van a implantar, como por ensalmo, en Toledo), hasta el punto de que, en vez de reconvertir, por ejemplo, una Facultad de Humanidades, languideciente por la incuria a la que ha sido sometida, en Facultad de Letras, con la que solventar el absoluto déficit de estudios de idiomas, filológicos, traducción, etc., permitiendo así cortar la sangría de los casi trescientos estudiantes que anualmente emigran a Murcia, Alicante, Valencia y Madrid, se crean estos estudios de Criminología para dar salida al enorme superávit de profesores de la Facultad de Derecho, que desde hace años, valiéndose del apoyo del rector Arroyo y del actual, ha ido incrementando su nómina en detrimento de otras Facultades como la ya citada de Humanidades, convertida en “bonsai” por obra y gracia de unos equipos de Gobierno empeñados en potenciar a “los suyos”, importándoles muy poco los criterios de efectividad y lógica.
            Desde que el pensamiento único se adueñó de una Universidad que podría haber sido un ejemplo para toda España, y la política y los intereses bastardos se adueñaron de ella, la razón de la sinrazón campa por sus respetos, sin atender a criterios de lógica y raciocinio, por más que propaguen a los cuatro vientos que toda la “planificación” responde a un estudio concienzudo de las necesidades de cada campus. Eso evidentemente es una quimera, buena prueba la tenemos en estos estudios de Criminología para los que, según se rumorea, ya se tiene prácticamente pergeñado al profesorado que los va a impartir.
          Puede que esté equivocado, pero, si es así que me lo demuestren, y es que, como viejo catedrático del claustro constituyente, lo que he ido viendo con el discurrir de los años no me ha gustado nada, y ahora que me encuentro al borde la jubilación y puedo hablar con libertad y sin miedo a ser “laminado” (a diferencia de mis compañeros: el miedo existe, vaya que sí existe), creo cumplir con mi obligación de catedrático que ha dedicado a la Universidad, con entusiasmo y devoción, los mejores años de su vida. Y todo ello sin olvidar el triste papel del Consejo Social, que se limita a firmar lo que le ponen por delante, preocupados sus miembros únicamente en mantener su puesto. Ya digo, el caos.  
                                         Juan Bravo Castillo. Domingo, 13 de mayo de 2018

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