CRECIMIENTO, ¿A COSTA DE QUÉ…?
¿A costa de qué el crecimiento
económico y la tan cacareada recuperación? No les quepa la menor duda, a costa
de los trabajadores, de los pensionistas, de los estamentos más débiles y
desamparados de la sociedad.
Basta ya de humillar al trabajador,
basta ya de utilizar la demagogia con el fin de prolongar un statu quo que no
sólo acabará asfixiando al currante, sino también a quienes no dejan de apretar
la garganta del pueblo, un poco más cada día, sin importarles lo más mínimo el
dolor, el sufrimiento y la angustia de su prójimo.
Cuando comparamos, en esta Unión
Europea, lo que gana un obrero en España con lo que gana ya no sólo en Francia
y en la gran Alemania, sino incluso en Holanda, en Bélgica, en Dinamarca o en
Luxemburgo, no podemos menos de echarnos a llorar.
Cuando vemos cómo viven los
jubilados alemanes, franceses y holandeses en las playas de Levante, en las
Baleares o en Canarias, sus bacanales, sus festines, servidos, claro, por
camareros españoles, que para eso nos vamos quedando, no es posible seguir
manteniendo la boca cerrada.
Hasta los sindicatos, tan
condescendientes ellos, claman que es “absolutamente inaceptable” seguir con
esta farsa, y exigen subir el salario mínimo a 720 euros, en vez de los 655 en que
lo ha fijado el Gobierno, subiéndolo la ridícula cifra de 6,6 euros. Seguir con
la milonga de que, merced a su sublime sacrificio, se han creado en España
600.000 empleos (¡y qué empleos!) no deja de ser un argumento vil; como vil me
parece alegar –ya lo estoy viendo– que sólo una minoría de trabajadores, la
mayoría en período de aprendizaje, perciben esta miserable paga. Otra mentira
de las tantas que exhibe una patronal perfectamente compinchada con la banca y
con el poder (perfecto tridente) para seguir manteniendo una situación que nos
acerca más a África que a la Unión Europea de la que algunos se jactan de
pertenecer, y de la que evidentemente sólo estamos obteniendo las migajas –y si
no que se lo digan a los estamentos ganadero y lechero, condenados, de no
cambiar mucho las cosas, a desaparecer.
Basta ya de pamplinas, señor Presidente de
Gobierno en funciones, acerca de que el crecimiento del PIB en 2015 fue del
3,2% frente al 3,3% que se espera para este año; basta de número que sólo le
valen a usted; basta de macroeconomías que en nada repercuten en la paupérrima
vida de los incontables menesterosos y parados de este país; basta de golpes de
pecho y de seguir pidiendo sacrificios y paciencia a quienes hace tiempo que la
agotaron.
Usted y los suyos, por no haber dado
un golpe de timón a tiempo, serán los responsables, ya no sólo de la más que
posible secesión de Cataluña, sino también de que Pablo Iglesias y su grupo de
Podemos se hagan con el poder en España en muy corto plazo de tiempo, ¿o acaso
espera que se solucione el problema con unas nuevas elecciones generales?
Subir 6,6 euros el salario mínimo
del trabajador, y subir un 0,25% las pensiones a nuestros jubilados, y todavía
presumir de ello, será para el PP motivo de satisfacción, para la gran mayoría
de españoles sin embargo es un fracaso, un agravio, un lavarse las manos
impropio de un político experimentado. Mejor dejarlo como está, señor Rajoy.
En resumen, o se hace un esfuerzo de
convergencia o se pagarán las consecuencias. Feliz 2016 para quien pueda.
Juan
Bravo Castillo. Lunes, 4 de enero de 2016
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