TODOS NIEGAN, COMO SAN PEDRO

 
            Negar, negar y negar, tal es el recurso número uno del delincuente, aunque lo pillen con las manos en la masa, con el carrito de los helados o con unos cuantos cientos de billetes de quinientos euros en la cartera. Aquí todos niegan y se declaran inocentes, inmaculados, transparentes, prístinos, echando balones fuera, lanzando pellas de excrementos a diestro y siniestro sobre los demás –calumnia, que algo queda–, conscientes, claro está, de que la Justicia es lenta como tortuga paralítica, azarosa, recurrible, de tal modo que, raros, rarísimos son los delincuentes y políticos corruptos que vemos entrar en el trullo, para eso, claro, están los abogados de prestigio capaces de demostrar que lo blanco es negro y lo negro, blanco.
            ¡Qué insulto para esos miles de convictos que cumplen condena en los múltiples presidios españoles por minúsculos latrocinios o por cuestiones triviales de droga, viendo el vergonzante espectáculo que ofrece España con tipos como Luis Bárcenas, convertido en estrella rutilante, con su gabán de cachemir, burlándose de tirios y troyanos, acompañado en todo momento, como el flautista de Hamelín, por decenas de periodistas y fotógrafos que le suplican una palabra, un gesto, y dispuesto a bailar la samba con tal de salvar sus millones pacientemente acumulados, y, por supuesto, conservar la libertad tan necesaria para un ex deportista como él convertido ya definitivamente en prototipo de ladrón de guante blanco.
            ¡Qué espectáculo, Dios, el de este ex tesorero presto a burlar a España entera, incluida la Justicia, con esas decenas de peritos caligráficos cotejando la evidencia, con lo fácil que le sería a tres expertos policías o guardias civiles hacer cantar en cuarenta y ocho horas a este energúmeno que, una vez más, y ya son demasiadas, llevan de cráneo al país entero, convirtiéndonos en el hazmerreír de la prensa internacional!
            Y es que aquí no sólo niega Bárcenas, aquí niega la ministra de Sanidad, Ana Mato, incluso después de que la temida Unef (Unidad de Delitos Económicos y Fiscales) mostrara con todo lujo de detalles los miles de euros con que a ella y su marido obsequió la trama Gürtel. Negar, negar y negar, ya se sabe. Porque aquí niega incluso el hijo del honorable Pujol, Oriol, pobre víctima catalanicia, entrado en CIU más para recaudar que para dar. 
            España agoniza mientras los undargarines, los torres, los cientos de políticos presuntamente corruptos campan por sus respetos, muy dignos ellos, pero bien aferrados a sus rapiñas, valiéndose de algo tan lamentable, para el pueblo, claro, como que la ley no exige devolver lo robado como acto previo para empezar a negociar las correspondientes penas, y si no que se lo pregunten a Luis Roldán o a Julián Muñoz y demás componentes de la trama marbellí, y a tantos y tantos chorizos como Díaz Ferrán y su socio Cabo, el “liquidador”, que encendía puros con billetes de cincuenta euros para impresionar, que no pierden la esperanza, como tampoco los hijos de Ruiz Mateos, tan calladitos ellos, de irse de rositas con una mínima pena y con sus millones a buen recaudo para gozar de ellos hasta que Dios les dé fuerzas para ir tirando. 
            Nada extraño que jueces y fiscales hayan decidido convocar, para el día 20, una huelga en protesta por la politización de la Justicia, la falta de medios para desarrollar su trabajo dignamente, la injusticia de las nuevas tasas, y el bloqueo al que se ven sometidos; es evidente, como afirman ellos, que “el Gobierno quiere jueces y fiscales sobrecargados y estresados”. Y es que, ante tanto malhechor perfectamente asesorado, la labor de los encargados de hacer Justicia se torna, hoy por hoy, empresa imposible.

                                     Juan Bravo Castillo. Domingo, 10 de febrero de 2013         

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