NO HAY MAL…

                                 

            La barahúnda independentista catalana le ha venido como anillo al dedo a un Gobierno como el del PP salpicado de escándalos y con problemas gravísimos de urgente solución. Y es que es tal la repulsa de la “estelada” y todo lo que conlleva fuera de Cataluña, que, paradójicamente, se ha erigido en muro de contención de las desidias de la Gürtel con su abanico de implicados, que en nada parece afectar a los votantes de don Mariano Rajoy.
            El asunto alcanzó el pasado miércoles niveles de escándalo nacional cuando el inspector jefe de la Unidad de Delitos Económicos y Financieros (UEDF) de la Policía Nacional, Manuel Morocho, aseguraba que existen “indicios” de que la estructura del Partido Popular “respondía al perfil de una organización delictiva” por sus operaciones en la trama Gürtel. Así lo manifestó durante su comparecencia en la comisión de investigación por la presunta financiación irregular del PP en el Congreso de los Diputados, que se reanudaba más de cuatro meses después de la última sesión. El inspector, aun ciñéndose a la decisión de los tribunales “que son los que valoran y evalúan”, no dudó en manifestar que de los informes elaborados por su equipo se deduce que el PP “responde al perfil de organización delictiva”. Un carajal en el que, en su época, se vio implicada hasta la madre superiora.
            Pero, ¿y qué? Ahí está la encuesta electoral del CIS recién aparecida, en la que el PP sigue mandando, aunque vea su colchón de votos menguado respecto al PSOE, cuya actuación en el caso catalán ha sido de notable alto demostrando altura de miras de partido de Estado frente al desgarro que supuso para él dar luz verde a la aplicación del artículo 155. Una encuesta en la que todo sigue prácticamente igual salvo la lógica caída de Podemos en beneficio de Ciudadanos.
Poco a poco, una parte importante de la ciudadanía que aupó a Pablo Iglesias se da cuenta de su prepotencia, su falta de coherencia y su espíritu dictatorial, y eso es mortal de necesidad. Lástima de oportunidad perdida en un momento en que, pese a las proclamas de los medios de comunicación afines al Gobierno, que son legión, y pese al propio Gobierno, que le falta darse besos de complacencia por su buena gestión económica, la situación adquiere visos de auténtico drama en miles y miles de familias españolas.
El pasado miércoles, dos alumnos de esos que se ven obligados a trabajar para ayudar en sus casas y estudian en sus ratos libres, se lamentaban tristemente del vil salario que les ofrecían –entre cinco y siete euros la hora–, con la consiguiente advertencia de que, de no estar contentos, el patrono tenía una lista de espera más que considerable. El semblante de aquellos alumnos, roto de rabia, se descompuso del todo cuando otro alumno presente en el aula recordó que determinados medios de comunicación de relevancia nacional llevaban dos días discutiendo acerca del nuevo diseño de la camiseta del Mundial de Fútbol de Moscú, con esos rombitos, para unos azul petróleo, y para otros “peligrosamente” morado. Y así transcurren las glorias del mundo. La estulticia no tiene fronteras más allá de las amarguras de unos jóvenes universitarios que ven el horizonte de su vida de un sombrío inenarrable. ¿Hasta dónde? ¿Hasta cuándo problemas como el de los estragos de la reforma laboral, los salarios de los que no llegan a final de mes, o el tan acuciante de las pensiones van a permanecer relegados en los cajones de la mesa del presidente de Gobierno?

Juan Bravo Castillo. Lunes, 13 de noviembre de 2017

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