EL TRISTE PAPEL DEL DOCENTE





            Resulta un tanto chusco que el hombre que durante cuatro años se ha ensañado con la educación en España, vapuleándola sin miramientos, sometiéndola a toda clase de recortes y jugando con los ya de por sí mermados salarios de los profesores, hoy, con motivo del Día del Docente, y cuando ya le ve las orejas al lobo, se atreva a escribir en su cuenta de Twitter: “Gracias a los que enseñáis, sois clave para lograr una sociedad más justa con igualdad de oportunidades para todos”.
            “Palabras, palabras, palabras”, que decía Hamlet. Hoy diríamos más: “Palabras de político”. Y es que, en tanto que hay palabras que producen risa, otras, las de políticos, a menudo producen escalofríos cuando tomamos conciencia del cinismo con que cambian su lenguaje diciendo digo donde dijeron diego y viceversa. Un presidente de una nación ha de manejar, necesariamente, una dialéctica más precisa; de lo contrario termina por convertirse, como Mariano Rajoy se ha convertido, en un líder escasamente fiable. No es serio, de verdad, hacer ese brindis al sol después de cuatro años en que la devaluación del profesorado estatal español y del sistema educativo ha alcanzado cotas jamás vistas en los tres estamentos: primaria, secundaria, y, no digamos, la Universidad.
        Lo que no se alimenta acaba languideciendo, pero lo que, para colmo, se vitupera sin miramientos, como ya empezó a hacer Esperanza Aguirre, acaba podrido. Y lo peor ya no es que el Gobierno de Rajoy haya sometido al docente a una interinidad constante y a un horizonte de desesperanza a lo largo de estos años, sino también que gran parte de la ciudadanía haya pasado olímpicamente del problema.
         La educación y la cultura son vitales y han de formar parte de la conciencia íntima del gobernante, de su estructura vital –como ocurriera en la Segunda República–, de lo contrario imperará, como ya impera, el “sálvese quien pueda”. El pudiente enviará a estudiar a sus hijos a los centros de élite; y los demás, los que tuvimos fe en el sistema, los crédulos, a lo que salga. Aquí paz y después gloria.
           Los profesores que estamos a punto de jubilarnos, si algo podemos decir es que lo que hemos vivido a lo largo de estas décadas es, como mínimo, alucinante: un plan educativo tras otro, cada cual peor, hecho sin consenso, y, por consiguiente, condenado al fracaso; catedráticos de solera abandonando su cátedra, asqueados, en cuanto han tenido la menor oportunidad, cuando aún tenían tanto por dar; constante degradación de la figura del profesor; difíciles condiciones laborales, etc.
            Hoy, en vista de lo que le viene encima al Partido Popular, y en un alarde de “generosidad”, el ex consejero de Educación de Castilla-La Mancha y hoy subsecretario de Educación y Universidades, Marcial Marín, anuncia que las comunidades autónomas podrán convocar hasta 13.000 plazas de profesores –7.500 para Primaria y 5.500 para Secundaria–, además de recordar la subida salarial de ¡1%! y el abono en ese mismo de la extra sustraída en el 2012. Un rayo, sin duda, de luz para los miles y miles de licenciados en paro de toda España que, recordémoslo, forman un tapón insoportable para una nación moderna. Esperemos, y roguemos, que esto no sea flor de un día, sino fruto de un plan perfectamente pensado para dar una solución al problema docente, pues, de lo contrario, más nos valdría cerrar las Facultades durante una temporada y no seguir dando falsas esperanzas y creando falsas expectativas. Se impone la seriedad.
                                    Juan Bravo Castillo. Lunes 12 de octubre de 2015       

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