LA NECESIDAD DEL EJEMPLO

Aquí no hay más remedio que cortar cabezas si se quiere restablecer la ejemplaridad. Hay semanas, como esta que hoy acaba, por las que hay que pasar tapándose la nariz con los dedos para no oler el asqueroso relente que se respira en el país, o bien metiendo la cabeza bajo el ala y olvidándose de todo y de todos. Creo no escandalizar a nadie si digo que este país huele a podrido. Uno tras otro, quienes tenían que dar ejemplo de honestidad, de austeridad y de escrupulosidad, fallan reiteradamente, y el pueblo, castigado injustamente, asiste estupefacto al bochornoso espectáculo de la indecencia rampante, de la picaresca de guante blanco. ...